viernes, 30 de abril de 2010

Si las mujeres fuéramos como los travestis...

Ayer en un almacén de cadena mirando las cremas de belleza, vi con el rabo del ojo, una mujer pasar por detrás de mi, y como a todas las personas que estábamos en el pasillo, me causó curiosidad y tuve que mirarla... llevaba unas medias veladas negras, decoradas con rombos, un vestido corto, unos tacones muy altos, maquillaje y cabello impecables, pero era un travesti.

Fue curioso observar las miradas medio aterrorizas, medio curiosas de los hombres que estaban en el entorno, que aún con sentimientos contradictorios y quizás un poco de conmoción moral, se encontraban sin poder dejar de mirarlo (¿o mirarla?)y por supuesto las miradas de censura del gremio femenino y pensé... "Si las mujeres fuéramos como los travestis...".

¿Que me llevó ese pensamiento a la cabeza? no lo se, quizás la actitud francamente exhibicionista, también un poco de envidia. Los travestis van por el mundo acorazados en mostrar una elección de controversia. Exhiben toda la feminidad que a veces a las mujeres se nos olvida o que nos esforzamos por esconder, especialmente esconder de otras mujeres que sin escrúpulo alguno, lanzan miradas destructoras, comentarios acerados y cualquier clase de crítica negativa aún cuando la presencia de la otra sea impecable.

Pero no solo tiene que ver con la supuesta o digamos, "socialmente aceptada" feminidad, sino también con la libre elección de la comodidad. Si usas camiseta, tenis y jean,o cualquier cosa que se atreva a correrte un poco de la linea popular, es probable que también seas criticada... "que desaliñada!" o "que loca!" osaran decirte, y a la larga se aloja en mi cabeza otra pregunta ¿es que acaso no hay forma de no ser criticada por la vestimenta, y más en el fondo, por la actitud que ordena lo que mejor te hace sentir?.

El mismo poco de envidia con el que miré al travesti (volvemos al punto ¿el o ella?), dio paso a la autocrítica de permitir-me en ocasiones ser arrastrada por la marea del entorno laboral, donde hay que ser "clásicas" sin saber muy bien a que concepto se refiere este término, para encontrarme una vez cada 15 días incómoda por estar emulando un estilo que no me identifica, vencida por las miradas y "consejos" jocosos.

Entonces, luego de esta reflexión un poco incoherente, he decidido que cada 15 días cuando sienta que la crítica me vence, voy a leer este post, para acordarme de lo que desde ahora llamaré muy personalmente "actitud travesti" (no se si ya exista el concepto por ahí, tampoco pretendo convertirlo en nada) para acorazarme de exhibicionismo y recordar que el habito no hace al monje, pero si revela mucho de mi identidad, agarrar lo que quiera del closet y salir a la calle vestida, como se me de la real gana.